sábado, 9 de octubre de 2010

La vida y ...

La vida y sus pequeños detalles se diluyen en grandes momentos, una diminuta muestra se puede dilucidar en la puerta que siempre abrimos a diario, la conseguimos muchas veces abierta y pasa desapercibida, no existe ninguna importancia del porque darnos cuenta de su estado y es así no la hay, o medianamente se nos quedo la llave y gritamos para pedir ayuda, no hay apuro y de que preocuparse, esperamos hasta con cierto agrado que nos abran; al pasar tantas veces esa puerta que ya pierde su significancia, su color y tamaño, hasta su esencia. Se dejan las llaves, pasamos millones de veces, la saltamos, la tiramos, y puede ser que algún día nos recostemos de ella melancólicos perdidos en nuestros problemas, y aun así no sabemos los detalles que la sostienen. Basta con desear su estado y recordar en el cual tantas veces hemos pasado y encontrarla abierta y deseamos que así este, ya que nuestro tiempo y planes pueden perderse en el instante de sacar el llavero de los bolsillos y abrirla, porque nuestra necesidad de ir al baño urge, es donde la puerta incolora, insignificante, se convierte en muro impenetrable de claves olvidadas, por fin logramos definir su código y justamente en los pasos siguientes Llega lo indeseable ensuciamos el pantalón mas fino, el desastre del día , vaya puerta olvidada asumes una anécdota en mi vida, su presencia es imponente pues detallamos al regresar la mañana siguiente su estructura moderna y sus colores llamativos, se hace un gesto en abrirla y la puerta condescendiente de lo sucedido se encuentra abierta ...


De los escritos de Fray Lejón


(Fotografía donada gentilmente por miraescuchas.blogspot.com


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